Cuando muere la madre de Borges, doña Leonor Acevedo, a los noventa y nueve años, llevaba ya tiempo tullida y postrada en la cama. Sus ayes se oían por toda la casa. Una persona sin imaginación, al darle el pésame a Borges, le dijo que era una pena que no hubiera podido llegar a los cien años.
Y entonces Borges le contestó:
"Me parece que usted exagera los encantos del sistema decimal".
(www.revistaenie.clarin.com)
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