Paseando mis besos sobre su piel
mis ojos abrazan su mirada
acallando palabras imprecisas
ella y yo, ceñidos en suave danza
cobijados por esta noche diáfana.
Minuciosa y despojada
bebo del manantial de su ser
suena delicada una canción
ya estaba esperándola, sí
cae la lluvia, tierra fértil.
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