lunes, 13 de diciembre de 2010

Al oeste del Paraíso

Mordimos la tentación
de cedernos a este amor
y abandonamos aquellos jardines
desconectando toda inercia
renunciamos a esa inocencia
que adormecía nuestros sentidos
extendimos más allá
cada una de nuestras vibraciones
y dejamos de ser ajenos
nos impulsaron los vientos
del norte y del oeste
las estrellas se conjugaron
nos hicimos vagabundos
por estos callejones nuevos
tomo absorto tus manos delicadas
germina mi vida urgente
no hay más que estos minutos
te escribo al pie de estas montañas
nuestras montañas, nuestro rincón
es aquí donde sigo aguardando
sin tiempo, ni edad
cada tarde, tu regreso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Veo tu interior, resplandece y me alumbra.