miércoles, 4 de noviembre de 2009

Dices, Digo

En un papel
se diluye la inocencia
languidece la ilusión
se duerme el asombro
se desvanece la pasión.

Entonces
ellos cierran sus puertas
nosotros es destituido por yo
se marchita la magia
sedientos corren los cuerpos.

Y, en otro papel,
se renuncia aquella promesa
pasa a retiro esta agonía
los retoños como trofeos
aquella llama declarada perdida.

Y, lo que queda,
esgrimida la fe extinguida
al mismo saco todos los amores
temerosos la sospecha en guardia
portadores de la desconfianza.

1 comentario:

fher dijo...

Me gustó mucho Mario.
Cuando la pasión y la capacidad de asombro por algo (o alguien) desaparece, se va todo al diablo.

Un abrazo