Hurgas en el barro, nadie se percata
torciendo conciencias y faros
cimentando redes, erguido vas
señalando demonios, rehaciendo prosas
millones de palmas alzan tu puño
obsecuente mandatario de tu vanidad.
Me corro a un costado
no doblo mis rodillas ante tu prédica
eludo tu realidad absurdamente binaria
no hay veredas opuestas ni tempestades
prefiero transitar en el vértigo, libre.
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